Libertad para Michael “Esé Spook”

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Por: Michael “Ese Spook” Armendariz y FreeSpook Movement

Traducido por: Milena

Michael “Esé Spook” Armendariz fue encarcelado el 2002 en el estado de Nuevo México por el “crimen” de defenderse a sí mismo. El Estado alteró y descartó la evidencia, encarceló e intimidó a los testimonios, y endosó a Michael un abogado de oficio incompetente. Un juicio absurdo concluyó con una sentencia de por vida más trece años, una pena de prisión de 43 años por defender su vida y las de sus amigos. FreeSpook Movement está trabajando con Michael y su familia para luchar por su libertad. El siguiente texto es la declaración de Michael sobre el incidente. Más información en http://freespook.com.

Intenta ponerte en mi lugar…

Has salido con algunos amigos cercanos en algo parecido a una cita doble. Una de las chicas con las que estás es acosada en la pista de baile por unos gángsters borrachos y enfadados. Tu mejor amigo (desde siempre) no reacciona con calma ante tal falta de respeto. Tiene que protegerla y lucha.

Como tu mejor amigo ha dado la cara por la chica, el grupo de gente le salta encima y recibe una paliza hasta estar a un paso de la muerte. Superado en número, intentas detener la pelea y escapar. La situación está empeorando y eres la única persona que puede ponerle fin a tiempo. Están estrangulando a tu amigo y sus piernas han dejado de moverse, su vida está en grave peligro. Alguien te da una pistola así que, con el único medio disponible, reprimes a la muchedumbre y detienes la pelea.

No has disparado pero ahora tienes una pistola. No es tuya, así que ni siquiera sabes si está cargada. Para agravar la situación, ahora tú eres el objetivo. Les dices que se retiren para poder iros, pero no lo hacen. Es obvio que no están en sus cabales. Eres atacado y, por instinto de supervivencia, reaccionas y disparas a tu atacante. Les habías dado la oportunidad de retirarse y dejaros marchar. Tú no querías esta situación.

El drama se desenvuelve y ahora un hombre está muerto. Éste es quizás el peor sentimiento que nunca has tenido. Lidias con este estrés mientras eres perseguido como una bestia salvaje y no debiste arrancar a correr, pero estás abrumado. El hogar de tus familiares, amigos y cada casa con la que eres asociado es asaltada y vandalizada. Tu gente es intimidada. Algunos son golpeados, otros secuestrados en contra de su voluntad. Tus niños sufren de estrés postraumático debido a esta dura experiencia. Tú sabes que aunque la muerte de una persona no es algo que tomarse a la ligera, si hubiesen asesinado a tu amigo tú no te lo habrías tomado a la ligera de ningún modo.

Esta banda criminal tiene conexiones con poderosos. Después de tu detención, utilizan los medios de comunicación para confundir y reescribir la historia. Te conviertes en un paria mientras los miembros de la banda son glorificados. Los testimonios son amenazados para que supriman o cambien sus declaraciones. Se forma tribunal irregular para aparentar decencia. Tu mismo abogado de oficio destruye tu caso ayudado por el fiscal, que manipula las pruebas ilegalmente. Todo esto no es particularmente en contra tuya, pero eres una víctima del encubrimiento del suceso. Eres sentenciado a cadena perpetua por asesinato premeditado de primer grado.

Hay un estigma alrededor de la etiqueta de miembro de una banda criminal que odio reforzar. Pero me imagino que ya habréis adivinado de qué “banda criminal” estoy hablando. Para clarificar, yo creo que hay personas en el cuerpo de policía que defienden la verdad, la justicia y el juego limpio. No estoy generalizando, estoy comparando unas pocas personas en particular y sus cómplices (unos 10 en mi caso) con el estereotipo al que tuve que enfrentarme. Antes de aquel terrible momento yo había madurado y vencido los impulsos negativos que había tenido de joven (antes de los veinte cometí muchos errores). No cometí ningún error la noche que me hizo infame, pero mi carácter se convirtió en el problema. ¿Quiénes trabajan juntos para cometer un crimen, limpian todos sus pasos y se cubren las espaldas, bien o mal? Esta etiqueta no debería aplicarse sólo a unos y no a otros porque convierte la humanidad de la persona en fácil de olvidar, así como su derecho de defenderla.

El estigma alrededor del asesinato de primer grado es otra batalla cuesta arriba. Cuando los activistas luchan por los injustamente apresados, normalmente defienden casos de identidad equivocada o prisioneros políticos conocidos. Yo simplemente tuve una muy mala noche cuando mi amigo y yo fuimos atacados por un grupo de personas, borrachas y entrenadas para la lucha, que no estaban en sus cabales. Deduzco ahora que fuimos reconocidos como “gángsters” y como exconvictos, lo que (supongo) justificó el acoso sexual a una de la chicas que estaban con nosotros. Sea cual sea la causa, fui llevado por la fuerza hasta una situación en la que tuve que defender la vida de mi amigo. Hay ciertamente causas más dignas de atención que la mía, sin embargo mis acciones no fuerons las de un criminal o justiciero, y no merezco de ningún modo ser etiquetado de asesino.

Todavía me pregunto si esto suena como si me estuviese quejando o intentando obtener simpatía. Mi corazón me dice que no. Estoy enfrentándome al poder con la verdad y luchando por mi libertad. He leído muchos libros sobre leyes, y mis circunstancias no justifican un encarcelamiento por asesinato. Esto es un intento de conseguir otro abogado y un juicio justo a través de un proceso llamado Habeas Corpus. Yo quiero mucho a la gente, así que creo que la gente también me querrá.

Para una descripción detallada del incidente, consultar http://freespook.com/incident, que es parte del ensayo de Michael titulado ‘Somebody’s Lil’ Homie’ (en inglés), un texto que profundiza en su vida, política y filosofía. Puedes apoyar a Michael haciendo una donación a su fondo legal en http://freespook.com/support.

El texto siguiente contiene los pensamientos de la madre de Michael.

Toda mi vida he estado luchando por diversas causas, fueran los derechos civiles, el medio ambiente, la paz, los niños o los animales. Hace unas cuantas décadas, empecé a involucrarme en el sistema jurídico después de ver cómo la justicia se lleva a cabo en este país. En aquel tiempo yo tenía varios amigos que habían sido enviados a prisión para ofensas menores relacionadas con drogas, y vi muy claro que, aunque las leyes de este país se vean muy bien sobre papel, el modo en que se tratan es algo totalmente diferente. No se trataba de si eras culpable o inocente o ni siquiera si tu delito era un peligro para la seguridad pública, lo que importa en este país es si tienes dinero o no.

En aquel entonces yo conocía a mucha gente involucrada en la cultura de las drogas, y los únicos que fueron a prisión eran los que no tenían suficiente dinero para un buen abogado. Los amigos que pudieron permitirse los mejores abogados no tuvieron que ir a prisión; los que no tenían el dinero no tuvieron ninguna oportunidad. Una pareja que yo conocía fue detenida con 3 onzas (85 gramos) de cocaína (curiosamente, cuando fueron a juicio el agente que los detuvo dijo que tenían sólo una onza (28 gramos), lo que llevaría a un argumento totalmente diferente de corrupción policial, pero no nos desviemos), pero no  cumplieron ninguna pena. Otro amigo, que resulta que era negro, fue detenido un par de años después con 2 gramos de coca y pasó casi 5 años en prisión. ¿La diferencia? Los amigos que tenían onzas de coca eran blancos y tenían padres ricos, el amigo que tenía gramos no era blanco y no tenía padres ricos.

Esto pasó alrededor de la época de los disturbios de Santa Fe. Después de estos horribles disturbios, me interesé por la reforma de las prisiones y el sistema de justicia. Poco sabía yo que un día esto se volvería muy personal. Soy una madre soltera con un hijo. Mi hijo entró en una banda criminal. Dado que yo tenía que trabajar a tiempo completo para mantener un tejado sobre nuestras cabezas y comida en nuestros estómagos, él estuvo sin supervisión a menudo a partir de los 11 años. Era una necesidad económica. Estaba harta de ganar sólo el sueldo mínimo, así que decidí volver a la escuela y completar mis estudios. Económicamente las cosas fueron mejor, pero yo pasaba mucho tiempo fuera de casa porque estaba estudiando a tiempo completo y trabajando casi a jornada completa. Cuando él se unió a la banda criminal perdí el control sobre él, y nunca pude recuperarlo.

Catorce años después, mi hijo fue detenido por asesinato. Aunque mi hijo ya había dado la vuelta a su vida en aquellos momentos, su pasado y mi situación económica nos fueron en contra. Su mejor amigo y él fueron atacados en un párquing por un grupo de hombres borrachos. Tuvieron que luchar por sus vidas y, en el proceso, un hombre murió. Luego de aquello, nos enteramos que los hombres que les atacaron eran todos agentes del cuerpo de policía. Iban vestidos de paisano, no estaban de servicio y ni mi hijo ni su amigo los habían visto antes. De ningún modo podían saber quiénes eran porque no se identificaron, sólo decían “¿Sabéis a quién estáis jodiendo?”. Ciertamente no actuaban como personas que están allí para servir y proteger ya que 6 de ellos habían atacado brutalmente a mi hijo y a su amigo, y sin haber sido provocados. En el proceso, un hombre murió. Resultó que era un ayudante de sheriff. Mi hijo fue sentenciado a 43 años por este “asesinato”. Éste fue un caso claro de defensa propia y defensa de otro, pero sin embargo él fue condenado por asesinato de primer grado.

He estado luchando durante los últimos 14 años para intentar anular esta condena injusta.

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