La segunda sección en nuestra serie “Los orígenes del modelo sindical argentino”, en la cual el autor introduce la Federación Obrera Regional Argentina y expone sobre su Pacto de Solidaridad.
La sección anterior se encuentra acá.
Por: Leonardo Elgorriaga
Libro publicado por: La Sociedad de Resistencia de Oficios Varios Capital, Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A. – A.I.T.)
La FORA y el principio de acción directa:
El 25 de mayo de 1901 se crea la Federación Obrera Argentina (FOA), la que luego pasará a denominarse a partir de 1904 Federación Obrera Regional Argentina (FORA). En su formación concurrieron tanto socialistas como anarquistas. Sin embargo, en el IIº Congreso realizado en abril de 1902 los socialistas se retiran definitivamente de la federación y conformarán al año siguiente una nueva central: la Unión General de Trabajadores (UGT). El alejamiento de los socialistas permitió que la FORA continúe desarrollándose dentro de los lineamientos de la doctrina ácrata, especialmente en todo lo referente al principio de acción directa. Este principio fue elaborado por el anarquismo a partir de la frase con que comenzaban los Estatutos Generales de la Primera Internacional redactados por Karl Marx, que decía “Que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos”. El principio de acción directa plantea una emancipación lograda por los propios trabajadores sin ninguna intervención exterior ni colaboracionismo de clase. Constituye asimismo una crítica a la democracia burguesa y al sistema representativo sobre el cual aquella se sostiene, ya que la acción de los trabajadores mismos que el principio de acción directa plantea no se realiza por medio de representantes. Por lo tanto, la FORA rechazará terminantemente la acción indirecta desplegada por el PS a través de la lucha política, la cual será entendida por aquellos como una forma de colaboracionismo de clase y de actuación reformista que permite la subsistencia del sistema capitalista.
El principio de acción directa aparece expresado en varios congresos de la FORA. Por ejemplo, en el Iº Congreso se declaró que: “Considerando el Congreso que la ley es siempre adoptada a favor de los capitalistas y la pueden eludir, resuelve que los obreros deben esperar todo de su conciencia y unión, rechazando el recurrir a los poderes públicos para obtener cualquier mejora”. Asimismo, en el IIIº Congreso realizado en 1903 se declaró que: “El socialismo obrero es una concepción amplísima de la que tiene forzosamente que estar excluida toda idea encarnadota de la acción legislativa y parlamentaria que reduce, circunscribe, mejor dicho, aquella concepción al estrecho espíritu de un partido”. Finalmente, IVº Congreso realizado en 1904 rechazó la intervención del Estado en los conflictos entre capital y trabajo: “Que toda intromisión de los poderes públicos en los conflictos entre el capital y el trabajo constituye un atentado a la libertad social e individual, haciendo votos para que los trabajadores se coloquen lo más pronto posible en condiciones de hacer respetar su libertad”.
El rechazo de los métodos políticos de lucha llevó a la FORA a la aceptación excluyente de los denominados métodos industriales tales como: la huelga, el sabotaje, el boicot y el label. Pero el medio de lucha por antonomasia de la FORA era la huelga general revolucionaria, la cual podía adoptar características insurreccionales y violentas a través de la táctica de la resistencia. En el Iº Congreso se declaró: “La Federación Obrera Argentina reconociendo que la huelga general debe ser la base suprema de la lucha económica entre el Capital y el Trabajo, afirma la necesidad de propagar entre los trabajadores la idea que la abstención general de trabajo es el desafío a la burguesía imperante, cuando se demuestre la oportunidad de promoverla con posibilidades de éxito”. En el IIº Congreso realizado en 1902 se declaró: “El 2º congreso declara que las huelgas deben tener el mayor carácter de resistencia posible y recomienda para el éxito de las mismas la organización e ilustración de los trabajadores, reconociendo como base suprema de lucha económica la Huelga General”.
Una de las cuestiones que permitió el ingreso de los anarquistas dentro de las organizaciones gremiales fue la aceptación por parte de los mismos de las llamadas huelgas parciales, es decir, aquellas huelgas destinadas a lograr mejoras inmediatas para los trabajadores de una determinada empresa o gremio. La aceptación exclusiva de la huelga general revolucionaria y el rechazo absoluto de todo intento reformista, habían imposibilitado que los anarquistas aceptaran a la huelga parcial como un medio de lucha. Sin embargo, los mismos fueron aceptando paulatinamente a las huelgas parciales como ejercicio revolucionario y como base para un movimiento insurreccional general. En el IIIº Congreso de la FORA se declaró: “El 3º Congreso de la FOA declara que es necesario fomentar por todos los medios posibles, el espíritu de solidaridad y acción, por cuanto de esta acción dependerá principalmente el éxito de los movimientos parciales precursores del estallido general, en cuya realización intervendrán fatalmente los medios revolucionarios”. Asimismo, el IVº Congreso declaró: “El Congreso recomienda que las huelgas parciales sean lo más revolucionarias posibles para que sirva de educación revolucionaria y de prólogo para una Huelga General que puede ser motivada por un hecho que conmueva a la clase trabajadora y que la FOA debe apoyar”.
Pero el fundamento por el cual una huelga parcial podía desembocar en un movimiento generalizado estaba en el propio principio de solidaridad que sostenía la unión entre las asociaciones federadas. La llamada huelga de solidaridad permitía que un conflicto producido en una determinada empresa o gremio se extendiera rápidamente involucrando a todos los trabajadores de una localidad o región. Por ejemplo, al poco tiempo de constituida la FORA, durante el mes de noviembre de 1902 se sucede en la Capital Federal un conflicto gremial en el Mercado Central de Frutos y de las barracas, el cual, por sucesivas declaraciones de huelgas de solidaridad de los restantes gremios federados, el conflicto se extendió al interior del país. La huelga llegó a ser general en toda la ciudad de Buenos Aires y algunas ciudades del interior siendo la primera huelga de carácter nacional. Esto ocasionó que el gobierno declara por primera vez el estado de sitio por motivos gremiales y sancione al poco tiempo la llamada Ley de Residencia.
La presencia forista en los principales gremios del transporte (conductores de carros, marítimos, ferrocarriles, etc.), permitía paralizar la vida económica de un país agroexportador cuando estos gremios se sumaban a cualquier conflicto. En este sentido, en uno de los congresos de la FORA se declaró: “El V Congreso recomienda a todos las sociedades federadas que al declarar la huelga del gremio se ponga de común acuerdo con la Sociedad Conductores de Carros para llevar a buen fin el movimiento, por ser el carro uno de los medios de lucha más eficaz”. La práctica de la solidaridad expresa la verdadera fuerza de la organización gremial, permitiendo superar así mediante la unión y el reconocimiento mutuo entre los distintos gremios, las limitaciones propias de los intereses profesionales de cada gremio.
Entre los años 1907 y 1910 en donde la dominación forista en los gremios era contundente, se declararon según datos oficiales 785 huelgas, con 204.146 huelguistas, y 1.392.894 de jornadas perdidas. La combatividad de las jóvenes organizaciones gremiales argentinas superó en algunos casos a sus pares europeos. Por ejemplo, en 1907 el promedio de huelguistas por cada 10.000 habitantes en la Argentina fue de 321,10; mientras que en Alemania fue de 28,71; en Inglaterra de 32,9; en Francia 37,7; y en Italia 131,41.
El Pacto de Solidaridad de la FORA:
La puesta en práctica por parte de la FORA de la huelga general a partir de las huelgas de solidaridad fue facilitada por la forma de organización por ella adoptada. La misma se encuentra plasmada en su Pacto de Solidaridad aprobado en el IVº Congreso realizado en 1904. El texto del pacto constituye uno de los documentos más valiosos de la historia del movimiento obrero argentino. El pacto está compuesto de una introducción, de una declaración de principios y del sistema de organización adoptado. Sobre este último, hay una clara influencia, seguramente por intermedio de Pellico, con el sistema de organización adoptado en 1870 por la Federación de Trabajadores de la Región Española.
El Pacto de Solidaridad de la FORA establece dos criterios paralelos de organización federada. Una de ellas es de base corporativa y esta dada por la unión de todos los gremios del mismo oficio u oficios símiles en la federación de oficio respectivo. El otro es de tipo territorial en donde todos los gremios de una misma localidad conforman la federación local; las federaciones locales de una misma provincia conforman la federación comarcal; y todas las federaciones locales y comarcales del país constituyen la Federación Obrera Regional Argentina. Hay que recordar que Pellico asignaba a la federación de oficio una naturaleza económica destinada a obtener mejoras inmediatas para la profesión que nucleaba, en cambio, la federación local, por integrar gremios de diferentes oficios de una misma localidad, adquiría una naturaleza más revolucionaria. A partir de esta última forma de organización, las sociedades federadas de todos los oficios podían ejercitar la solidaridad a través de la huelga general, transformando las reivindicaciones inmediatas de cada sector en luchas por la completa emancipación de los trabajadores. Pero más allá del diferente criterio existente entre la federación de oficio y la local, el sistema federativo adoptado por la FORA para ambos casos no permitía la constitución de uniones nacionales, es decir, asociaciones de primer grado de carácter nacional como los actualmente existentes. Por el contrario, en la FORA las federaciones de oficio de carácter nacional estaban integradas por asociaciones de primer grado de carácter local y eran completamente autónomas.
Para 1908 existían siete federaciones locales en la FORA: Federación Obrera Local Bonaerense, Federación Obrera Local Rosario, Federación Obrera Local de Santa Fe, Federación Obrera Local de La Plata, Federación Obrera Local de Tucumán, Federación Obrera Local Entrerriana, y Federación Obrera Local Mendocina2. En cuanto a las federaciones de oficio, si bien no tuvieron gran desarrollo durante la primera década del siglo XX, las mismas parecieron tener actitudes más independientes respecto del resto de las organizaciones gremiales, llegando incluso muchas de ellas a mantenerse al margen de la FORA y de la UGT, tal como el caso de la Federación de Obreros Constructores de Rodados y la Federación Gráfica Bonaerense.
El Pacto de Solidaridad, de conformidad con el principio federativo por ella adoptado, reconoce la más absoluta autonomía a las sociedades de base: “La sociedad es libre y autónoma en el seno de la federación local: libre y autónoma en el seno de la federación de oficio o de oficios símiles; libre y autónoma en el seno de la federación comarcal, como libre y autónoma es en la federación regional”. Asimismo, agrega en otro punto que: “Las sociedades, las federaciones locales, las federaciones de oficios o de oficios símiles, y las federaciones comarcales, en virtud de su autonomía, se administran a la manera y forma que crean más conveniente y tomarán y pondrán en práctica todos los acuerdos que consideren necesarios para conseguir el objeto que se propongan”. El sistema federativo y el respeto absoluto de la autonomía de las asociaciones de menor grado se expresa también en que su Consejo Federal tiene el carácter de mero centro de correspondencia entre las sociedades federadas “…para los efectos de relación y de lucha”, y sus integrantes “…no ejercerán autoridad alguna”.
El sistema de organización adoptado por el pacto se lo ha denominado de “falsa pirámide” o “pirámide invertida”, y se caracteriza justamente por depositar la mayor libertad de acción en su base e ir perdiendo la misma a medida que asciende de grado. Es decir que cada instancia de conformación de una entidad de mayor grado no debe ser entendida como una nueva instancia de delegación de poder de las asociaciones de menor grado, sino como la creación de un medio de mayor alcance para que las mismas puedan ejercitar la solidaridad y unión en la lucha por ellas encabezadas. La asociación de los trabajadores con bases federativas es al solo efecto de superar el aislamiento y poder recrear así la fuerza que la unión misma genera. Por lo tanto, conforme al principio de acción directa, esa unión debe ser ejercitada por los trabajadores mismos, sin delegaciones ni representaciones, libres de toda autoridad.
Notas:
1) Edgardo J. Bilsky; op. cit., tomo 1, p. 76
2) Edgardo J. Bilsky; “La FORA y el movimiento obrero”, CEAL, 1985, tomo 1, p. 87