1° de Mayo. Día de lucha internacional

CONTRA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA Y LA OPRESIÓN DEL ESTADO

por: Federación Obrera Regional Argentina – FORA-CIT

Cuando reivindicamos el 1° de mayo siempre evocamos su vigencia y actualidad. Cuando hablamos de su vigencia nos referimos a los motivos por los cuales las y los trabajadores comenzaron a organizarse sindicalmente, ¿cuáles eran? Reducción de la jornada de trabajo, mejores condiciones laborales y aumentos de salarios; pero eso solo era la punta del ovillo de las reivindicaciones obreras y del movimiento que se venía generando alrededor del mundo.

Por aquella época el horario de trabajo obligatorio era de 10, 12 o 14 horas diarias. De estas jornadas tampoco estaban excluidos los miles de niñas y niños, o las mujeres que se les pagaban salarios inferiores, sin mencionar que de por sí los salarios eran muy bajos y las condiciones de trabajo insalubres.

Pasados 133 años, y a pesar del avance que hubo en tantas décadas de lucha, aún tenemos pendiente el terminar con la desigualdad salarial por género, el trabajo de niñas y niños y la mejora en las condiciones de trabajo, además del pendiente más importante que tiene la clase trabajadora: la destrucción del capitalismo y su reemplazo por una organización social y económica más justa e igualitaria.

Retomando la comparación con 133 años más, tenemos los siguientes datos en Argentina:

  • Hacia fines de 2017, había más de 1.100.000 niñxs en tareas consideradas como trabajo infantil.

 

  • La brecha salarial por género es de 27,5%, es decir, las mujeres tienen que trabajar 1 año y 3 meses más para igualar el dinero obtenido un hombre en un año de trabajo. Aquellas trabajadoras que están “en negro”, tienen una diferencia del 36%. Agregando además que son quienes más afectadas se ven por la desocupación, siendo del 10,4%.

 

  • El salario a nivel mundial está bajando, y en Argentina, debido a las recientes devaluaciones y las constantes subas del dólar producto de la especulación financiera; se redujo el salario de los trabajadores en un 50 % aproximadamente, tocando hasta ahora el piso de US$700, y en este año se prevé que el dólar aumente mucho más aún. En mucha peor situación están aquellos trabajadores que están “en negro” y cobrando quizás un poco más del salario mínimo.

  • Muere aproximadamente un/a trabajador/a cada 20 horas por condiciones insalubres de labor. Entre octubre de 2017 y septiembre de 2018 hubo 375 trabajadoras y trabajadores “en blanco” que murieron por las condiciones de trabajo.

 

A partir de la irrupción del movimiento obrero organizado, los capitalistas y el Estado han buscado la manera de contener el avance de la conciencia obrera y su consecuente organización. Conscientes además de la justicia de los reclamos y del peligro para sus privilegios que encarnaba este movimiento si seguía creciendo de la manera que lo hacía, tuvieron que buscar aliados entre la misma clase trabajadora, que contenga el reclamo y lo encauce a bajar el nivel del reclamo y a colaborar con quienes los explotan. A lo largo de la historia diversas organizaciones y partidos cumplieron ese papel, y muchas lo siguen cumpliendo. El fundamental aliado de los explotadores es la burocracia sindical, eterna garante de ganancias empresarias y policía ideológica dentro de cada establecimiento sindicalizado. Gracias a un sistema verticalista de organización, la burocracia puede dirigir tranquilamente hacia donde ellos quieran los reclamos y las acciones para conseguirlos (en tanto y en cuanto las trabajadoras y trabajadores acaten sus decisiones). ¿Cómo se explicaría si no, que ante la constante inflación, el crecimiento del desempleo, y salarios que no llegan jamás a cubrir los aumentos ni tienen en cuenta todos los aspectos que afectan al sueldo; ellos prefieren hacer la plancha y “amenazar” con un paro sin fecha, o anunciar paro y levantarlo a cambio de 32 millones de pesos para las obras sociales?

Es por esto que no pueden enfrentar la precarización laboral y la esclavitud en la que están inmersos miles de trabajadoras y trabajadores, muchos de ellos hasta dejando su vida en el trabajo, ni la discriminación de género, ni detener los planes de flexibilización que vienen realizando las empresas. No pueden, precisamente, porque ellos mismos están participando del negocio capitalista y de la ganancia a costa de lxs obrerxs. Son ellos quienes cobran para impedir los reclamos, quienes arman empresas eventuales o cooperativas truchas en donde negrean a sus mismos afiliados-empleados, quienes señalan para despedir obreros, son ellos quienes ante la embestida de patrones y Estado se quedan “en el molde”. Porque si molestan al Capital, ellos también pueden caer por la cantidad de delitos que cometen para sostener sus fortunas.

Y como sucede todos los años, y más en uno electoral como éste, las burocracias juegan sus propias cartas hacia uno u otro candidato político, y predican una y otra vez que el cambio es en las urnas y que la sociedad debe “votar bien”. Sin paros ni grandes medidas de fuerza, pero con muchos intereses en juego, van proponiendo candidatos y nos dicen a las trabajadoras y trabajadores que lo que más se necesita es un cambio de cara, pero sea quien sea el Partido que gane, no pueden dejar de reconocer que todas las políticas llevadas a cabo hasta ahora van a quedar para los gobiernos que sigan. A menos que haya un cambio rotundo o un quiebre total en la estructura social, se va a seguir en este sendero que marcaron los empresarios y el FMI: más deuda, más ajuste, más pobreza, más precarización laboral. ¿Realmente creemos que alguno de los que están participando del circo electoral van a romper con el FMI? Como mucho, patear hacia adelante el problema y mientras, ver qué pasa y qué pueden hacer. Cuando hablan de generar empleo y de calidad, ¿estarán diciendo que van a ir contra la precariedad laboral de las agencias o del fraude laboral? ¡Si el mismo Estado se valió de ella para despedir a más 20 mil trabajadores estatales y es el mayor negrero de todos!

Necesitamos un cambio estructural de la sociedad, donde el mismo pueblo decida su destino de una manera directa y participativa y se rompa con la lógica de ganancia a costa de la clase trabajadora. Un cambio donde la prioridad sea la satisfacción de las necesidades del pueblo y donde los trabajadores y trabajadoras tengamos real intervención en la economía y en las decisiones de las distintas fábricas y establecimientos. Pero mientras sigamos en este eterno esperar, políticos o burócratas “buenos” o más “sensibles” a nuestras necesidades como pueblo y como clase, seguiremos perdiendo calidad de vida, seguiremos yendo detrás de la zanahoria del supuesto futuro próspero que nos ponen delante en esta trampa llamada capitalismo.

Finalizamos con un texto perteneciente a un volante que circulaba mientras se preparaba la gran huelga por las 8hs de jornada de trabajo, como una muestra de la actitud que se supo tener y que debemos recuperar como clase para poner fin a todos los atropellos a los que se nos sometió y se nos somete:

«¡Un día de rebelión, no de descanso! (…) Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana».

Por la emancipación social de la clase trabajadora

Consejo Federal de la F.O.R.A./C.I.T.