La hostilidad al clase obrero es evidente
El 6 de diciembre de 2023 será el cuarto debate entre los candidatos para la nominación presidencial del Partido Republicano en Tuscaloosa, Alabama. Para los candidatos esta será la cuarta oportunidad de exponer ideas viables para la problemática estadounidense.
Lo que quedó claro de los primeros tres debates es que los candidatos no tienen ideas ni una política coherente para ofrecer al público estadounidense. En contraste, varios de los candidatos demostraron que no tienen un entendimiento claro sobre la economía ni la política extranjera, incluso propusieron ideas contradictorias y contrarias a leyes internacionales y domésticas.
Al momento, solamente el gobernador de Florida Ron DeSantis, el exgobernador de Carolina del Sur Nikki Haley y el empresario de la industria farmacológica, Vivek Ramaswamy, y Chris Christie, el exgobernador de New Jersey, calificaron para participar en el debate. Ni el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchinson ni el actual gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum, percibidos como republicanos moderados, participarán porque no tienen chance de calificar, según las reglas del debate. El Vicepresidente Mike Pence y el Senador de Carolina del Sur Tim Scott ya han suspendido sus candidaturas.
El expresidente, Donald Trump, rechazó todas las invitaciones para participar en los debates a pesar que tiene 59 por ciento de apoyo republicano en las encuestas, más que el doble del apoyo combinado de todos los otros candidatos.
Incluso sin Trump, el valor de estos debates es la manera en que los candidatos comparten sus ideas (o ilusiones) políticas con la base republicana. Los tres debates anteriores fueron en Miami, Florida (8 de noviembre), Simi Valley, California (28 de octubre), y Milwaukee, Wisconsin (23 de agosto). En cada debate, los candidatos como líderes de su partido republicano mostraron que hay una gran falta de ideas y una comprensión contradictoria de la realidad económica y social en los Estados Unidos.
Superpoder o Fracaso
Hay un consenso entre los candidatos en que los Estados Unidos debe ser una potencia económica y militar que domine el planeta. Domésticamente, el país debe ser cristiano, patriótico con una frontera militarizada, y una sociedad capitalista y privatizada.
En los tres debates anteriores, la retórica de los candidatos está fijada en una fantasía que no tiene nada que ver con la realidad estadounidense ni con el mundo multipolar que hay. En ocasiones propusieron ideas para la política que parecían más un guión de una película de Hollywood –como incursiones de comandos en México– que una política viable para el país o el mundo. El método clave de ejercer su poder es la violencia o la amenaza de violencia contra la gente de otros países y dentro de sus fronteras.
Cristiano
El otro pilar ideológico es que los Estados Unidos tiene que ser un país cristiano para mantener su legitimidad moral, hasta funcionar. “No tienes que ser un Cristiano para que América funcione para ti, pero América no funciona sin una fundación judeocristiana llena de fé,” dijo Scott. “Sin ese foco, no importan ninguno de los asuntos ni las políticas.” Su intento de atraer a los simpatizantes de Mike Pence falló y Scott suspendió su campaña. En este debate, vamos a ver quien quiere los votos evangélicos.
Antisindical
En los primeros dos debates, en Milwaukee y en California, se destacó la retórica antisindical de los candidatos. El chivo expiatorio son los maestros.
Christie orgullosamente describió cómo cortó las pensiones de los servidores públicos de New Jersey y luego como atacó a los sindicatos de docentes.
“Comenzamos esto en 2010 atacando directamente a los sindicatos de docentes de Nueva Jersey y llevándolos a un índice de popularidad históricamente bajo porque se anteponen ellos mismos a nuestros niños. Esa es nuestra mayor amenaza para nuestro país, no los OVNIS,” dijo Christie.
Vivek Ramaswami dijo que hay que “acabar con los sindicatos de maestros a nivel local para que las escuelas públicas compitan.”
El Senador Scott culpó a los maestros por todos los problemas de educación pública. “La única manera de cambiar la educación en esta nación es romperle el espinazo a los sindicatos de docentes. Están parados en la puerta de la casa de nuestros niños, encerrándolos en escuelas fracasadas y excluyéndolos del mejor futuro que pueden tener.”
DeSantis dijo que su exclusión de enseñanza sobre racismo y “la ideología de género” en las escuelas es parte de su programa educativo. “Necesitamos educación en este país, no indoctrinación.”
Solamente Bugrum defendió a los maestros durante el debate de Milwaukee. “A ellos les importa. La gran mayoría de los profesores de este país se preocupan por esos niños. Están trabajando en empleos mal pagados y están luchando, luchando por esos niños y sus familias.”
A DeSantis, respondió Bugrum: “la idea de que cada distrito escolar, cada estado y cada maestro esté de alguna manera adoctrinando a la gente es sencillamente falsa.”
Privatización de educación
A parte de Bugrum, la solución para la crisis en educación pública en los EEUU no es más recursos ni más cooperación interestatal sino la desintegración del departamento federal y la privatización del sistema público usando un sistema de vales escolares en 50 estados usando 50 curriculums distintos. Ese programa de selección de escuela solo funcionaria para los que tienen los recursos ahora, no a toda la gente pobre en la vecindad. También abre paso para que todas las escuelas religiosas aprovechen dinero público para enseñar el fundamentalismo cristiano sin controles educativos.
Debate de California
La retórica anti sindical cambió de rumbo durante el debate en California. A los republicanos no les gustó que dos días antes, el Presidente Joe Biden visitara el piquete de trabajadores del sector automotor en huelga. Se nota que ningún candidato habló de los salarios estancados por décadas de los trabajadores en todos los sectores ni las condiciones de trabajo que están empeorando cada año.
El Senador Scott alegó que los trabajadores del servicio público se estaban volviendo franceses con el apoyo de Biden. “El primer proyecto de ley tenía 86 millones de dólares para las pensiones sindicales porque siguen prometiendo demasiado pero no cumpliendo lo suficiente. Uno de los desafíos que tenemos en las negociaciones actuales es que quieren semanas laborales francesas de cuatro días, pero más dinero. Quieren más beneficios trabajando menos horas. Eso simplemente no se soportará.”
Los candidatos intentaron culpar a la política económica de Biden como la causa de las huelgas y de la inflación.
Según Bugrum, la causa de la huelga de la industria automotriz son los subsidios de Biden para la producción de carros eléctricos que usan baterías hechas en China. “La razón por la que la gente está en huelga en Detroit es por la interferencia de Joe Biden en los mercados de capitales y en los mercados libres. […] Vamos a quitarles todo el dinero de los contribuyentes, tomaremos mil millones de dólares, subsidiaremos cierto tipo de vehículo, y las baterías vienen de China. […] Por eso están en huelga porque necesitan dos tercios menos de trabajadores para construir un coche eléctrico. Esta huelga está a los pies de Joe Biden.”
El exvicepresidente Mike Pence dijo que la causa de los problemas de los trabajadores es la inflación, causada por el gasto público. “Mientras los jefes sindicales hablan de lucha de clases y de disparidad salarial, debo decirles que realmente creo que lo que impulsa es que Bidenomics ha fracasado. Los salarios no están a la altura de la inflación.”
Por su parte, el emprendedor Ramaswamy dijo que la causa de la huelga era político, no económica. “Si estuviera dando un consejo a esos trabajadores, les diría que hicieran un piquete frente a la Casa Blanca en Washington DC. Ahí es realmente donde debe estar la protesta.”
Christie dio una crítica muy personal, alegando que el Presidente Biden estaba bajo el control de los sindicatos y de su esposa, una profesora. “Cuando el presidente de los Estados Unidos se acuesta con un miembro del sindicato de docentes, no hay posibilidad de que se pueda quitarle el dominio absoluto al sindicato de docentes,” dijo Christie.
Miami y seguridad social
Deslizando la ola de transfobia en los estados, los candidatos de nuevo criticaron el sistema público de educación. Haley pidió “transparencia” en las aulas de lo que los maestros están enseñando a los estudiantes. En el caso de Florida, DeSantis orgullosamente hablo de la legislación que, en actualidad, convierte a los maestros en agentes gubernamentales para desenmascarar a niños que se identifiquen con otra identidad de genero que heterosexual. Ramaswamy fue el candidato más transfóbico, prometiendo una prohibición federal de los procedimientos transgénero.
El debate en Miami se enfocó en otro aspecto de la guerra de clases: la viabilidad de la seguridad social que apoya a miles de Americanos vulnerables. En vez de cortar los $1.1 billones en seguridad social, $750 mil millones en Medicare, $300 mil millones en Medicaid, $400 mil millones en beneficios para los veteranos, dijo el senador Scott, hay que crecer la economía para que puedan pagar los programas. “Si vamos a domesticar a este tigre, la forma en que realmente lo haremos no será molestando a las personas mayores que pagaron su dinero a un programa y merecen que se les devuelva su dinero. La forma en que se trata es, número 1, hace crecer tu economía.”
El hombre de paja más ridículo fue que los ricos que tienen acceso a la seguridad social, un programa universal, son culpables. Haley dijo que la seguridad social quedará en bancarrota en 10 años y Medicare quedará en bancarrota en 8 años. Su solución era cambiar el cálculo de los aumentos desde el costo-de-vida hacia un índice de inflación y limitar el acceso a servicios públicos de los ricos que supuestamente reciben seguridad social.
Christie siguió con la misma lógica, diciendo: “La seguridad social se estableció como una red de seguridad para garantizar que nadie envejeciera en la pobreza en este país. Eso es a lo que tenemos que volver. Los ricos no deberían cobrar la seguridad social.” Pidió subir la edad de jubilación. Sin embargo, dijo que el sistema no necesita más dólares de impuestos. “En este país ya estamos sobrecargados y no deberíamos aumentar esos impuestos.”
DeSantis dijo que no cortaría la seguridad social para los que lo reciben ahora ni subiría la edad de jubilación. Para él, el problema mayor es la inflación y que el Congreso prestó dinero del fondo de seguridad social. Dijo que la esperanza de vida está disminuyendo en el país.
La propuesta de Ramaswamy es dejar de gastar dinero en guerras extranjeras y cortar hasta 75 por ciento de los trabajadores públicos, y cerrar todas las agencias federales que no deben existir.
Económicamente, los republicanos dicen que quieren economizar el gasto público, recortar los presupuestos y los trabajadores públicos, y reducir la deuda nacional de USD$33.8 billones y el pago de interés que ya es de $89 mil millones. Sin embargo, la mayoría de los candidatos apoyan el aumento radical del presupuesto militar y de las fuerzas fronterizas y de policía. La mayoría de los candidatos apoyan las guerras en Ucrania e Israel como un deber global de los EEUU como un superpoder supuestamente democratico. La incoherencia económica sale de la pregunta ¿quién pagará?
Claro, que son las generaciones de trabajadores quienes producen toda la riqueza de los EEUU -quienes no reciben su parte- que lo van a pagar con sus impuestos durante décadas. Estos aspirantes a la presidencia parecen dispuestos a ignorar la realidad de la clase trabajadora para ganar debates, pero claramente no tienen idea de cómo mejorar la vida en los EEUU ni respetar a los trabajadores y sus sindicatos. No hay respuestas en el partido republicano.
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