LA PAZ no será el Triunfo de la Revolución 

La Unión Industrial  

Tomo 2. Numero 22,  

Sábado, 6 de mayo de 1911, Segunda Época, Numero 22 

Phoenix, Arizona 

Este es el séptimo artículo de una serie de artículos originales publicados en periódicos en español de los TIM, escritos por miembros del sindicato, antes, durante y después de la revolución mexicana (1910-1921) y publicados de nuevo aquí en la Solidaridad de hoy. Se dejaron algunos errores ortográficos y gramaticales tal como estaban impresos en el original.

Por J.M. Lugo 

En los actuales momentos en que la nación mexicana ha mostrado su potente brazo ante los poderosos que la humillan, no debe seder a las proposiciones embusteras de sus verdugos y siempre que empiesan á verse perdidos, tratan de engañar nuevamente ál pueblo al que adormece con el cloroformo del patriotismo, y con las siempre mentidas y falsas promesas de sufragio, de libertad y aun, de esa palabra hueca que se llama Paz, cosa tan bien conosida ya por nuestra esperiencia, y que no es mas que el cubil de las traiciones y la careta de los judas que nos persiguen, nos explotan y nos venden.  

La paz no es la que ha de hacer libres y felises á los esclavos de todo el mundo. ¡­No y mil veces no! La revolución, el descontento, la agitación entre las masas oprimidas, la organización de todos los ese la conscientes que combinando sus propios intereses, se decidan a conquistarlos ya sea por media de la huelga, o por la fuerza bruta de las armas. La revolución, único medio al cual tienen que apelar los pueblos oprimidos para correjir el abuso de los déspotas y destruir para siempre los rancios previlegios de que hacen alarde los sánganos humanos. Si, la revolución es el azote que domina el orgullo de los poderosos y premia el justo esfuerso de los humildes que con las armas en la mano, luchan por ser libres lo cual no conseguirán por medio de la paz.  

He aqui el ejemplo, valientes mexicanos, pensad con un poco de juicio si estais conscientes de la lucha en que os habeis empeñado.  

¿Porque se lucha hoy en México?  ¿Acaso se lucha para conquistar ó para conquistar la libertad, la justicia, el derecho y la vida que nos niega esa paz con que piensan ensorrarnos? No hermanos, compañeros de infortunio, no aceptemos tales farsas ni creamos á los jefes revolucionarios que por ambición se sometan. La historia lo demuestra, y nuestra esperiencia nos enseña á conocer el mal y á correjirlo. 

Ahora es el tiempo. 

Mexicanos, dirigid vuestros pasos hacia la lucha que asegure vuestro porvenir. Todos los trabajadores que para poder vivir necisitamos un amo que nos manije á su antojo, y no somos mas que esclavos ajenos siempre de nosotros mismos.  

Somos el jugete de indignas combinaciones fraguadas por los que dicen ser nuestros representantes quienes con mil mentiras empujan á la revolución, que es el medio que buscan los bribones para hacerse de la teta. Así arrastran al pueblo á la lucha inisiada por los farsantes y capitalistas.  

Este ha sido siempre el resultado de las guerras en todos los paises del mundo. Recordemos cuanta sangre han derramado los buenos hijos de México en el duro calvario de su mícera existencia.  

¿Que clase de gente es la que se ha lanzado á la guerra? Son los pobres, los esclavos que necesitan luchar para quitarse el yugo que los oprime. Es la clase obrera tan despreciada por los mismo que de ella viven.  

Estos son los esclavos que producen todo y de todo caresen, estos son los que siempre han derramado su sangre en talleres, minas, en el campo, en todos los ramos de la industria y por último en los campos de batalla.  

Los pobres esclavos cansados ya de soportar yugos, de arrastrar cadenas y de llevar sobre si la pesada carga de la explotación, hoy se lansan á la lucha ¿á que? lo mismo que en el trabajo, á morir para que otros vivan felises. ¿Quienes son estos? Son los ricos, los que no trabajan, los que no producen mas que la miceria y la ruina de los que labran sus inmensas fortunas.  

Si, los ricos, frailes y gobernantes, esa trinidad de bribones y malditos parásitos, son los que aprovechan siempre los frutos que conquista el obrero en todas las luchas de la vida, son los promotores que empujan á los pueblos á la revolución para despues caer sobre ellos. 

Pero llega por fin el dia en que no pudiendo sofocar la revolución cuyo fuego les chamusca las pestañas, les tumba medallas y relumbrones, entonces sí, acuden luego al instrumento de siempre con que han engañado –La Paz– esa maldita telaraña que por treinta y tantos años á favoresido á los tiranos y capitalistas y para el obrero mexicano ha sido hambre y ruina.  

Adelante mexicanos. ¿Queréis ser hombres libres? pues bien, no lucheis por verdugos que os vendan micerablemente, luchad por principios que os salven de la vil condicion de parias. Hacedlo ya que la oportunidad se presenta, en buestras manos está todo, todo lo podeis conquistar vosotros mismos y no espereis á que vuestros verdugos os den una migaja de lo que deseais.  

Alerta compañeros de lucha; no hay que desmayar, sed firmes en vuestra digna resolución, sed hombres, que ya la victoria esta próxima.  

No os dejeis adormecer con las falsas promesas y combinaciones de paz, esa paz que hoy os ofrecen será la misma conque os sacrifiquen mañana.  

Como bestias de carga, nomas nos cambiarán de aparejo, como esclavos nomas nos cambiaran de capatas y eso será todo, pero si quedaremos contentos con quitarnos la cadena de los pies y ponernosla en cuello.  

Compañeros: si quereis tener pan, hogar, tierra y libertad, adoptad los principios del Partido Liberal Mexicano, estudiad sus principios y quedareis convensidos. Este es el único camino que conduce hacia la verdadera libertad y regeneración social. Hay miles y miles de esclavos en México que tambien pondran sus pechos ante el despotismo actual.  

Organizaos compañeros; luchemos unidos, avivemos la llama revolucionaria, hagamos un esfuerso para libertarnos de la oprecion, lebantemos la frente con orgullo llebando con atrevida mano el emblema completo de la guerra. Tomemos un winchester en un mano y en la otra el bello estandarte de los proletarios, la Bandera Roja con el emblema de Tierra y Libertad.  

Phoenix, Ariz., May de 1911 

J.M. Lugo 

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