Por compañero Chadrick, X385061
Traducido por los compañeros X378240 y X363823 (Chicago, IL, EEUU)
¡Bienvenidos mis amigxs!
Me llamo Chadrick Fitzgerald, X385061 siendo mi número de afiliación IWW. Mientras escribo estas palabras, estoy sentado en una celda en la Unidad de Seguridad Máxima del Centro Penitenciario Tecumseh y bajo investigación por el levantamiento que ocurrió el 10 de Mayo de 2015. Hace mucho tiempo que el Departamento de Asuntos Penitenciarios de Nebraska está mal dirigido; hemos tenido unos cambios de directores por lo tanto. Los problemas son bastantes. Unos problemas más importantes incluyen hacinamiento, falta de programas y maltrato de presos.
Para ilustrar como se ha vuelto fuera de control, los guardias demandaron al estado Nebraska y ellos mismos ganaron, porque sus compañeros de trabajo los habían abusado con comentarios racistas. La Uníon Estadounidense de Libertades Civiles ha amenazado llevar el estado a juicio por el hacinamiento y las condiciones de vida actuales. Nuestra población de presos ha tratado muchas veces de obtener programas que nos puedan ayudar al salir de prisión y una y otra vez: nada.
Hay pocos trabajos que pagan más que $24 mensual ($1,21 diario) y están limitados aproximadamente a 200 de los, más que, 1.000 presos que viven aquí. Estos trabajos incluyen carpintería y lavandería de “Cornhusker State Industries” y unos en la cocina. Pues una vez se juntó un grupo de presos para compilar una lista de cosas que había que cambiar. La lista iba a ser presentada al personal a las 2:30 pm el 10 de mayo. Si el personal hubiera rechazado hablar con nosotros, luego el trabajo hubiera parado el 11 de mayo.
A las 2:30 pm aproximadamente, un grupo de unos 65 presos fue a la área principal del recinto mientras otros llamaron a la enfermería por el sistema de megafonía. Cuando el personal se dio cuenta, el grupo fue confrontado. Diecisiete miembros del personal trataron de parar que más se unieran al creciente grupo. Mientras un preso le estaba dando la lista al personal, el personal se puso agresivo y sacó latas grandes de gas lacrimógeno. Le dijeron al preso que se esposara y el preso preguntó por qué. Poco después había una pelea en que el personal rociaba gas lacrimógeno y los presos contraatacaban. Se dispararon tiros de la torre de vigilancia y mientras los presos y el personal se tumbaban en el piso todo se puso en silencio.
Los guardias y el personal retomaron control de la situación por un momento. Esposaron a algunos presos y identificaron a los demás. Pero en poco tiempo sus insultos se volvieron excesivos para nosotros. El grupo se mantuvo unido y marchó por el recinto. En este tiempo los presos de las unidades de vivienda se unieron. El personal corrió a cobertura, dejando todos fuera de sus unidades de vivienda con las puertas cerradas. El grupo marchando por el recinto trató de forzar la entrada del gimnasio para liberar a los presos encerrados. Esto fue cuando dispararon al preso Washington en la parte superior de su pierna. Mientras presos trataban de darle los primeros auxilios, la torre disparó otros tiros. Los dos disparados eran Washington y Camancho. Los presos llevaron a Washington a la área médica donde rechazaron ayudarlo por algún tiempo hasta que lo arrastraron por su brazo a la entrada de el hospital.
Una vez que todo se hizo conocido, se prendieron fuegos. Horas más tarde policía local y del estado juntos con guardias de la prisión vinieron y retomaron la prisión con fuerza, disparando a los presos con balas menos letales a bocajarro. Algunos ya estaban esposados cuando los dispararon. Llevaron a los presos al edificio educativo hasta que todos fueron contados. Dejaron a muchos esposados con las manos detrás de la espalda por más que 48 horas.
En el momento de escribir, eso fue hace ocho días. Desde entonces hemos recibido sólo dos comidas al día con poca o ninguna manera de comunicarnos con nuestras familias y nuestrxs queridxs. No sabemos lo que traiga el futuro pero hasta que no haya prisiones tenemos que seguir luchando.
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– Artículo originalmente publicado en “The Industrial Worker”, Julio 2015