Por una guerra social en todos los frentes

Pañuelos Rojos

Las reformas neoliberales en México, aplicadas en muchas partes del mundo bajo los auspicios del FMI, la OMC y el BM, son reestructuraciones del contrato mediador entre las élites y la clase trabajadora en forma de nuevas leyes, reformas a la Constitución, nuevas formas reguladas de explotación, etc.

Se intenta dar una nueva vuelta de tuerca que legitime la dominación con un pacto reformado para garantizar un modo de gobernar y gestionar la crisis en un entorno globalizado y multipolar. La finalidad es asegurar las ganancias y la acumulación de riqueza sin importar desposeer y contribuir a la precarización de millones de personas, ni llevarnos a un inminente colapso ambiental.

Esto debe ocupar a los libertarios de todas las tendencias, debe hacernos pensar sobre lo que sucede, incluso poner en entredicho si nuestros métodos organizativos y formas de lucha son suficientes para provocar una transformación, o si por el contrario estos no se han convertido en instrumentos de la política de los poderosos.

De antemano debemos establecer que, siendo nuestra finalidad anárquica y antiautoritaria, contra el Estado y en favor de la autonomía, hemos de plantear la organización e intervención en términos de independencia y respeto de la autonomía de cada grupo.

Comprendiendo que el régimen social capitalista no es el mismo de hace cien años, que en esta etapa posindustrial y globalizada este se organiza como una red y está cada vez más descentralizado, debemos transformar las formas de organizarnos y aceptar que luchamos en desigualdad de condiciones y que incluso vamos perdiendo.

Protesta de trabajadores latinoamericanos en Londres

Si el capital multinacional es hegemónico y deja la función policial y militar a los Gobiernos nacionales y la manipulación mental a los medios de comunicación masivos e internacionalizados, si el Estado-capital solo se reestructura reproduciéndose en el espacio, entonces las redes de dominación impregnan toda la vida social.

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Imágenes de la militancia, el trabajo y la depresión

Graeme M.

Se trata del trabajo. O sea, del trabajo malísimo y precario, siempre ganando por debajo del mínimo después de pagar las cuotas del sindicato (era miembro de CUPE, el Sindicato Canadiense de Empleados Públicos, y de UFCW, el Sindicato de Trabajadores de Alimentación y Comercio). Por ejemplo, CUPE funciona como cualquier empresa, aunque con un discurso diferente. Siempre hablan de justicia social y de las dificultades de la vida de la clase trabajadora, pero no dudan en descontar sus cuotas de los sueldos de personas que ganan justo el mínimo, dejándolos aún más pobres y sin ninguna representación laboral. Es una organización increíblemente hipócrita. De igual manera que las grandes empresas, solo protege los intereses de sus burócratas profesionales y deja a sus afiliados de base en condiciones muy precarias.

En este contexto, con todo el estrés, la preocupación por el dinero y trabajando hasta las 23:00 para volver a las 6:00 del día siguiente, viene la depresión. Empieza lentamente, durmiendo mucho o muy poco, con el aislamiento, sin hablar con nadie… y al final acabo faltando al trabajo. Después de una semana sin salir de casa vuelvo al trabajo, limpiando un centro comunitario del Ayuntamiento de Toronto. Al entrar en el edificio el jefe me pilla de inmediato y me saluda:

«Hola Graeme, ¿qué tal? No te vemos hace mucho», dijo mi jefe.
«Disculpe. Estaba enfermo y no he salido de casa en toda la semana», contesté.
«Sabes que necesitas una baja médica, ¿verdad?»«Sí lo sé. Lo que pasa es que todavía no he ido al médico. ¿Se la puedo dar mañana?»
«Sí, sí. Está bien. Pero como no sabíamos si ibas a venir hoy, te remplazamos por alguien. Así que no hace falta que te quedes. Puedes volver mañana con la baja médica».

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El papel del movimiento obrero

Carlos Molina
(Afiliado nº X381616
)

Pocos momentos en la historia de la lucha de clases tuvieron tanta importancia para la clase obrera como los años 30 del siglo XX. En EE. UU. la fortaleza del movimiento sindical y el temor a un colapso del sistema forzó al presidente Roosevelt a establecer una serie de medidas de intervención estatal en la economía que echara hielo sobre el fuego. Este instante del movimiento obrero fue un ejemplo de que solo la lucha del proletariado como clase social pueden poner freno al liberalismo que defiende los intereses de la clase capitalista. Desde hace 30 años, una agresiva ola liberal ha acabado con las conquistas sociales alcanzadas en la primera mitad del siglo pasado y pretende desmontar los vestigios de una sociedad que caminaba hacia un modelo de solidaridad y justicia social.

Gobierno y capital están unidos contra la clase obrera

La burguesía capitalista ha absorbido al Estado y lo ha convertido en su obediente perro guardián. Las clases populares han renunciado a confiar en el mecanismo de acción política porque la ficción del bipartidismo no representa sus intereses. Así, los trabajadores no tenemos otra alternativa que luchar con nuestros propios medios con la acción directa. El poder político solo espera del trabajador que legitime con su voto una política que ya está decida de antemano y en la que los ganadores y perdedores son siempre los mismos, gane el partido que gane.

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¡Bienvenidos a Solidaridad!

 london cleaners tatuaje

Hola y bienvenidos al relanzamiento de Solidaridad, la revista en lengua española de los Trabajadores Industriales del Mundo. Nuestro objetivo es informar en nuestro idioma a los miembros, partidarios y simpatizantes del sindicato revolucionario Trabajadores Industriales del Mundo (Industrial Workers of the World, IWW). Aquí encontrará artículos, fotos, vídeos y otra información sobre las perspectivas del movimiento revolucionario de la clase obrera.

Solidaridad y la prensa en español del IWW

Fueron muchas las publicaciones en español del IWW desde principios del siglo XX hasta los años 20. Entre ellas estaban Cultura Obrera, publicado en Nueva York de 1913 a 1914, La Unión Industrial, producido en Phoenix (Arizona) de 1909 a 1912, El Rebelde y Huelga General, hecho en Los Ángeles (California) de 1913 a 1917, Solidaridad y Nueva Solidaridad, de Chicago (Illinois), Palanca Obrera, de Torreón (Coahuila) y El Obrero Industrial, producido en Tampa (Florida), Tampico (Tamaulipas) y en la Ciudad de México. Varias investigaciones han encontrado menciones de estos periódicos en diferentes partes de México y en informes internos de empresas y agencias de la administración estadounidense de esos años. Estos periódicos del IWW fueron lectura habitual entre los obreros mexicanos implicados en luchas sociales y protestas de la época en Guanajuato, Hidalgo, Chihuahua, Baja California y Sonora.

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