“Somos I.W.W.” – Una carta de Chile, 1923

Encontramos ésta carta como anexo de la tesis “Los wobblies criollos” por Mario Araya Saavedra escrito en Santiago en 2008.  No tengo certeza sí la carta representa la perspectiva de la organización IWW Chilena o solo de algunos miembros anarquistas defendiendo su decisión de juntarse con la IWW a pesar de las críticas. Lo que sabemos, al menos, es que el movimiento anarquista Chileno existía antes y después de la llegada de la IWW en Chile e influenció el movimiento obrero ampliamente, tanto que la IWW Chilena participó en la refundación de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) en 1922 y declaró “Comunismo Anárquico” la ‘finalidad’ de la IWW Chilena en 1923.  

Otra nota que podemos adicionar es que estos compañeros defienden su decisión de ser IWW aunque acusan esta misma de estar demasiada enfocada en luchas económicas. Ellos dicen que no solo son IWW, también son “anarquistas”, porque reconocen que la lucha no solo es económica, también existe “en otros planos más altos y extensos”. Hemos escuchado este argumento en tiempos contemporanios y parece que es una discusión que no se resolvió en aquellos tiempos. 

J. Pierce

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Somos I.W.W.

Raros nosotros. Siendo libertarios como el que más, no admitiendo bajo concepto alguno el principio de autoridad, somos, desde el punto de vista obrero, como productores, decididos partidarios de los I.W.W.

Y, éramos tales, mucho antes de las críticas que a los I.W.W. se les ha hecho, y seguimos siendo a pesar de cuanto se dice contra ellos: que son marxistas, que son centralistas, que no son anarquistas.

A pesar de proclamarnos I.W.W., seguimos siendo tan anarquistas como siempre, enemigos a muerte de todo poder, incluso del poder de los sindicatos que no pasa de una tontería o una viveza, según sean pastores o gentes de rebaño los que proclaman la fórmula: “todo el poder a los sindicatos”.

Los sindicatos, desde el punto de vista de los I.W.W. que es el nuestro, son órganos específicos de producción, no susceptibles de encarnar ni ejercer autoridad ni poder alguno. Mientras los sindicatos tengan por finalidad llegar a ocuparse en el rol de producir, intercambiar los productor producidos y la materia prima, y distribuir a todos los hombres los frutos del trabajo social, imprescindibles para la vida, roles todos ellos del mundo económico, funciones de la actividad integral en el orden vital, son organizaciones respetables; pero si sobrepasan su orbita funcional y quieren pasar a ejercer de gobierno, mandar, imponer, los sindicatos entonces, se convierten en las entidades políticas de la burguesía que hoy padecemos y que queremos abatir. Entendemos con los I.W.W. que al no realizarse la asociación de los trabajadores en un sentido puramente libertario, es preferible que tal asociación no exista.

El concepto de la organización sindical para un I.W.W. es que el sindicato debe ser un organismo para la producción, una asociación que quiere incautarse de las fábricas que le pertenecen, de las máquinas que le son necesarias, y producir por su cuenta para la sociedad, y no como hasta ahora, para los capitalistas.

Los sindicatos según la ideología I.W.W., tal como la interpretamos nosotros y debe ser, son órganos vitales de la sociedad, representan ser una herramienta para funciones ineludibles, y en concepto alguno pueden imaginarse como nidos de políticos.

El error más grande de los que combaten a los I.W.W., radica en entender a la citada organización como una asociación de masas, cuando es una asociación de tendencia, constituida por obreros concientes, como lo evidencia la grandeza de espíritu de sus luchadores, sacrificados por su ideal y la mínima cantidad de asociados en un país tan grande como es el de Estados Unidos.

Según estadísticas, parece ser que el número de los I.W.W. asociados en Norte América, no pasa de “treinta mil”, lo que viene a expresar con elocuencia que no todo obrero por el hecho de ser tal puede pertenecer a los I.W.W. sino que es necesaria que además de ser obrero sea libertario, tenga ideas, no sea político, no sea autoritario, no tenga manías de mandón, ni aspire al rol de funcionario de los sindicatos, guía y caudillo.

Nosotros somos I.W.W. porque a pesar de los distados de marxistas que les aplican, son los obreros casi únicos que no admiten la organización de masas, y al no admitirla, dan el mas rotundo desmentido a quienes afirman que son marxistas, que se manifiestan partidarios del principio estatista, cuando es sabido que son tan adversarios del estado como del capital, comprendiendo que capital y estado forman una sola unidad.

Y, cuando siendo libertarios, precisamente por ser tales, estamos en el campo económico con los I.W.W. sin concretarnos claro está, como la mayoría de los I.W.W. a una obra exclusivamente económica y si a un trabajo más amplio como es el de la superación del hombre, atendiendo principalmente a la obra de cultura, no admitimos hoy ni admitiremos mañana imposiciones de los sindicatos, ni de otras instituciones, porque por arriba de todos los valores colectivos están los valores de la individualidad, y antes y por encima del sindicalismo, de sus intereses y de sus finalismos, está la anarquía, que es el gran ideal, la suprema aspiración: el hombre libre.

De ningún modo aceptamos autoridad alguna sobre nosotros. Si han de ejercerla, lo será a pesar nuestro, imponiéndonos su violencia, forzándonos, pero jamás de buen grado y voluntariamente. Todas las tonterías, autoridades de los apolíticos y políticos, su disciplina sindical, sus manías centralizadoras, no figuran en las prácticas de los I.W.W., los cuales reconocen la libertad como la base fundamental de su organización, pues el convencimiento de las personas es el medio que utilizan para asociar a los obreros, y no al forzamiento de los individuos o el reclutamiento en masa, que son precisamente las prácticas usuales del sindicalismo amorfo y sin ideas.

Los I.W.W. de los Estados Unidos, pueden muy bien estar organizados distintamente a los I.W.W. de Chile, porque juzgan libertariamente, que existe derecho y razón que los obreros I.W.W. de cada región se organicen de acuerdo con las condiciones del medio; pero, eso sí, respetando las prácticas libertarias de la organización, fieles a los mismos principios y fines que son los que unen, los que hermanan a los I.W.W. universalmente.

Los I.W.W., se dirá, no se llaman anarquistas; pero hacen obra anarquista en el campo del trabajo, es cierto que los I.W.W., dan una importancia a los problemas económicos demasiado absoluta, y la mayoría de ellos no conocen otro aspecto de la lucha social que ese mismo, por lo que se llaman simplemente I.W.W.; en cambio nosotros nos llamamos anarquistas, porque somos algo mas que obreros I.W.W., porque entendemos mas ampliamente que a ellos a la cuestión social y trabajamos, no solamente en el plano económico sino también en otros planos más altos y extensos.

Fuente: Acción Directa, Órgano oficial del Consejo Regional Administrativo de la I.W.W., No 24, primera quincena de junio de 1923.

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