Por: Scott Nikolas Nappalos
Traducción: Xavi Abante
Los trabajadores de una centro de salud reproductiva para personas con bajos ingresos se han estado organizando los últimos meses. Todo comenzó cuando la empresa, que estaba en una buena situación, contrató más personal y mejoró muchas condiciones laborales. El gobierno federal empezó a exigir la documentación a cualquier beneficiario de ayudas (la mayoría de nuestros pacientes). A los trabajadores indocumentados raramente se les exige, todo lo que deben hacer es indicar que tienen la residencia permanente. El efecto de esta medida en el sector ha sido un recorte del 30% en los fondos destinados a todas las clínicas para personas de bajos ingresos. Este es el verdadero objetivo de esta agresión federal: recortar los fondos sociales bajo la forma de sentimientos nacionalistas de corte racista.
La respuesta de la dirección fue el cierre de departamentos, reestructuración interna, medidas de incremento de la productividad y congelación de nuevas contrataciones. Los trabajadores respondieron activamente: primero la resistencia fue de forma individual, emails o llamadas a la dirección expresando su malestar.
Dado que este método no surtía ningún efecto, los trabajadores empezaron a utilizar las reuniones del personal y otros canales similares para confrontar a la dirección mediante grupos espontáneos surgidos entre estos espacios de socialización en el trabajo. A medida que se caldeaba la situación, la dirección hizo concesiones en ciertas demandas: se puso fin a la congelación de nuevas contrataciones, se devolvieron incrementos anuales y la dirección hizo un esfuerzo para reunirse con sus trabajadores para oír sus preocupaciones y supuestamente incorporar ideas para resolver problemas. En parte ello se debió a que la dirección está dividida en su compromiso de servir tanto a los pacientes como a las personas, pero sin organización estas demandas eran sistemáticamente ignoradas.
Los grupos espontáneos eran fácilmente distraídos con pequeñas concesiones (por ejemplo, cambiando el color de los asientos de los lavabos), divididos por sutilezas, y disueltos por la dirección. La dirección empezó una campaña de propaganda para ganarse las mentes y los corazones de los trabajadores, que estaban molestos y resistentes.
Muchos de los empleados más antiguos se fueron, dejando una fuerza de trabajo reciente que no está al corriente del contexto en el que la lucha se está llevando a cabo. En medio de todo esto, trabajadores de dos clínicas se organizaron como grupo, y exigieron una reunión con el máximo ejecutivo de la compañía para exponerle los agravios. Esto acabó con la dirección regateando demandas (ahí fue cuando los trabajadores, mal preparados, se dividieron durante las reuniones) y se centraron en las más triviales demandas, fáciles de cumplir.
Las condiciones en las clínicas varían fuertemente también, y a pesar de la ansiedad general por los despidos y las reestructuraciones, no todas las clínicas sienten el mismo nivel de frustración. En mi clínica en una reunión similar la sintonía con la empresa fue tan buena que ofrecieron sacrificios personales (tales como pagar más por el seguro médico). Esto se debe en parte a la alta rotación (el 90% de los trabajadores han estado en mi clínica menos de dos meses), y también por las creencias y posiciones labradas por uno o dos de los empleados más veteranos.
La más exitosa fue una reunión con una clínica dónde se formó un pequeño comité con dos simpatizantes del IWW que se habían estado organizando y yo mismo. Se preparó una lista de una página con reclamaciones, y la clínica entera la avaló. Los organizadores en el puesto informaron a los trabajadores acerca de las potenciales respuestas de la dirección y fueron todos juntos para asegurarse que todo el mundo permanecía en el mensaje colectivo. La demanda principal era la contratación de más personal en la clínica, horriblemente necesitada de él. La reunión con la dirección fue bien, tomando ésta seriamente las demandas.
Después de la reunión se contrató a más personal, y la manera en la que éste se colocaba se modificó algo. Los trabajadores sentían que habían conseguido lo que querían, pero los asuntos clave permanecieron inalterados. Decidieron que necesitaban ser menos conciliadores la próxima vez, asi como tener un plan para escalar las acciones en caso de no conseguir lo que pedían. La estrategia de la dirección ha sido intentar escuchar las preocupaciones de los trabajadores, sin crear las condiciones para que se pudieran implementar, e ir cediendo en las demandas más fáciles, que contribuyen a mejorar la marcha del negocio de todas formas. Por ejemplo, se ha prohibido el uso de internet por parte de los empleados con la excusa de que había personas que usaban los redes sociales demasiado a menudo. Amplias quejas sobre la necesidad del uso de internet, como por ejemplo mapas y horarios de autobús para los pacientes, finalmente consiguieron ganar el pleno derecho al uso de internet. Asimismo, protestas en contra de una estrafalaria norma de hacer exámenes de pelvis a todas las mujeres que entraran en la clínica, rápidamente consiguieron eliminar la medida.
El más esperanzador giro de acontecimientos es la creación de un comité organizador de todas las clínicas, que cuenta con trabajadores de cuatro de las cinco mayores clínicas del área metropolitana. La primera reunión tuvo lugar recientemente, dónde se decidió crear un comité organizador, hacer un mapa de todas las clínicas, identificando liderazgos, empezando a presionar a la compañía con demandas, y finalmente tener una organización de trabajdores independiente que plantee y negocie nuestras demandas directamente. Dado que la dirección ha cedido en nuestras demandas tan rápidamente, y la rotación es tan alta, hemos agotado muchos de nuestros asuntos más candentes. Por esta razón el comité decidió empezar a tejer relaciones y lazos de solidaridad a través de actitudes de tipo social y educativo, que proveerá una organización para las próximas reclamaciones que surjan. Con un comité ya creado, una estructura en la que ir trabajando, podemos prepararnos para actuar colectivamente e implementar nuestros deseos.
– Publicado en “The Industrial Worker” febrero de 2008
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